Dignidad en nuestro contrato social

Compártelo en tus redes

Share on facebook
Share on twitter
Share on linkedin
Share on whatsapp
Share on telegram

El pasado 11 de enero fueron inscritas las listas de candidatos que participarán por uno de los 155 cupos de constituyentes que construirán la propuesta de una Nueva Constitución para Chile. Entre las candidaturas se considera independientes, paridad, representación de pueblos originarios y personas en situación de discapacidad. Serán los electos, es decir, los constituyentes, quienes por nueve meses –prorrogables hasta por un año— tendrán la responsabilidad de acordar por 2/3 las normas que compongan la propuesta de Nueva Constitución. Esta propuesta constitucional será votada en el llamado plebiscito de salida, donde la población, de forma soberana, será la que determine si se aprueba o rechaza una nueva Constitución.

Pero ¿qué es una Constitución? Una Constitución es un documento que contiene los pilares básicos de un sistema político. Sin una buena Constitución, el sistema político y social de un país no puede funcionar bien, responder adecuadamente a las necesidades de la población y resolver pacíficamente los conflictos que normalmente ocurren en una comunidad política. Sin un buen texto constitucional, un país no puede enfrentar de buena forma una crisis social y política como la que estamos viviendo en Chile. Ahí radica parte esencial de su importancia.

Pero, además, una Constitución contiene las reglas y principios más importantes que regulan el funcionamiento del sistema político y la relación entre el Estado y los ciudadanos. Esos principios y reglas tienen que ser compartidos por grandes mayorías, porque la Constitución es una casa común y no la casa de un sector político particular. Una Constitución no resuelve de la noche a la mañana las necesidades más urgentes e importantes de la población, pero permite que esas necesidades sean tomadas en cuenta por las instituciones del Estado y los diversos actores políticos. Por eso, es muy importante cómo se equilibran los poderes políticos en la Constitución, qué responsabilidades se asignan a cada institución y qué derechos se incluyen en el texto constitucional, para así obligar a los poderes públicos a protegerlos.

Somos muchos los que queremos una Constitución que resuelva los problemas que el texto constitucional vigente ha causado o permitido, pero que también se haga cargo de los desafíos que tendremos en el futuro. Una Constitución que asegure el acceso de ciudadanos y ciudadanas a ciertos mínimos sociales que permitan a todas y todos vivir una vida libre y digna. Queremos una Constitución que facilite los acuerdos para hacer las reformas estructurales que se requieren para atender las necesidades del pueblo.

Durante la movilización social que desencadenó en el proceso constituyente, el concepto de dignidad emergió como el único capaz de unificar las múltiples y diversas demandas que allí se proclamaron. La dignidad humana debe ser uno de los principios centrales de la nueva Constitución. Este principio significa, en primer lugar, que el Estado existe para servir al ser humano, es decir, a las personas concretas que habitamos este territorio. Significa, además, que todas y todos quienes formamos parte de esta comunidad política llamada Chile somos iguales y gozamos de los mismos derechos. Pero significa también que el orden político debe generar las condiciones que hacen posible que ese goce sea efectivo y no sólo frases en un papel: una Constitución que hace de la dignidad humana su centro, obliga a los representantes democráticos a construir una sociedad donde se hacen realidad los mínimos necesarios para que todos y todas puedan conducir sus propias vidas y prosperar junto a sus familias.

Y es porque considero el Proceso Constituyente una forma de lograr acuerdos y sanar a nuestra sociedad, a la Constitución como la piedra angular de nuestra convivencia y porque la dignidad de cada persona debe ser resguardada y respetada que he decidido presentar mi candidatura como Convencional Constituyente, por el distrito 18, mi querido Maule Sur. Porque quiero que esta sea la Constitución de todas y todos, quiero que nos permitamos construir desde allí un país más justo y, sobre todo, porque quiero que esta sea la Constitución de la dignidad.